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DIARIO DE UN CAMPEÓN

DIARIO DE UN CAMPEÓN
2019-03-27

Tras su victoria en las míticas 1.000 Millas de Sebring, Fernando Alonso nos cuenta todo su paso por el trazado norteamericano...

...eso le ha llevado a lo más alto de la mano de Toyota junto a sus compañeros Sebastian Buemi y Kazuki Nakajima.

Sebring, actualmente una de esas citaciones míticas del universo del motor, fue inaugurado como aeródromo por primera vez en 1942 como base militar durante la Segunda Guerra Mundial. De su original pista de aterrizaje para aviones militares, nació la que sería la primera, y más antigua, pista de carreras de América, convirtiéndose con el paso de los años en la preferida para albergar la primera carrera de resistencia de 12 horas, celebrada también el 15 de marzo de 1952. como el primer lugar donde se celebró una carrera de Fórmula 1 en Estados Unidos en 1959.

Desde entonces, 3.817 pilotos han participado en una de las carreras de resistencia más complejas, donde a lo largo de la historia han pasado muchos nombres ilustres del motociclismo, además de otras personalidades de renombre, todos apasionados por el universo de las carreras, como políticos, músicos, actores (Steve McQueen, Lorenzo Lamas o Paul Newman) e incluso un astronauta, de los que sólo 127 han ganado.

Pero ¿cómo se vive una fecha tan mítica?

Llegar al circuito, desde el aeropuerto de Orlando, a una semana del día de la gran competición, supone unas dos horas de viaje por carretera adentrándose en la vasta península de Florida, mejor si es con buena música , donde sólo la vegetación y la multitud de lagos acompañan al viajero hasta el pequeño pueblo de Sebring.

Los más rápidos, esta vez haciendo reservas de hotel, se alojan en Sebring, a 15 minutos del circuito. Un circuito que recibirá a la multitudinaria congregación de público, prensa, equipos y pilotos con la mítica frase "Respeta los baches". Y es que Sebring combina alternativamente asfalto y hormigón, ya que conserva parte del trazado original de 1941 perteneciente a la base militar de Hendricks, haciendo de sus baches y protuberancias un símbolo a la vez que parte inconfundible del trazado, no exento de su dosis de peligrosidad

A lo largo de los días previos ha habido citas de equipos, entrenamientos, entrevistas, firmas de autógrafos, ruedas de prensa, reuniones entre los pilotos, pruebas de paradas en boxes... la agenda empieza a las 8 de la mañana y suele ampliarse hasta las 22 horas. Son días extenuantes, pero el equipo debe comprobar que todo está bien para poder conseguir la victoria

Llega el día, 14 de marzo, y a las 9.30 horas todo el equipo vuelve a concentrarse con una hora prevista, las cuatro de la tarde, en la que se apagará el semáforo, iniciando las 1.000 millas de Sebring a un ritmo de 3,74. millas por vuelta, 268 vueltas en 8 horas.

La carrera iniciada por Buemi tiene éxito. En la vuelta 45 toma el relevo de Alonso y finaliza en la vuelta 90. Nakajima toma las riendas...

El calor, con picos de hasta 36ºC, junto con la humedad, es otro factor inconfundible de edición, por lo que los pilotos entre relevos aprovechan para ducharse. Eso sí, siempre acompañados de una radio que les mantiene en contacto con el maquinista número 8 del coche para estar informado de todo lo que está pasando.

En la vuelta 136 regresa a la pista de Buemi hasta que faltan 2 horas y 18 minutos cuando volvemos a ver a Alonso metiéndose en el coche nº8 hasta la vuelta 235 donde Nakajima volverá al rally para complicar, aún más, la competición.

Si Sebring tiene un trazado complejo, la lluvia puede empeorarlo aún más. En los 66 años que lleva celebrándose la cita, sólo 7 veces, hasta este año, la lluvia había hecho acto de presencia.

Cambio de neumáticos (los equipos tienen 16.000 ruedas) Faltan 18 minutos mientras los nervios se apoderan de boxes...

¡¡Y victoria para Nakajima a los mandos del coche número 8!! Mientras el resto del equipo ya celebra en boxes.

Podio, fuegos artificiales, champagne, entrevistas y final del día. Ya es tarde, el equipo está exhausto, pero todavía queda una reunión más en la que resumir todo lo sucedido: cómo ha ido el coche, actuaciones destacadas durante la carrera, cómo se comportaron las ruedas... y a dormir.

Sebring queda tachado de la lista de retos pendientes de alcanzar ya conquistados, y la atención se pone en los objetivos de futuro. Quién sabe si emular a Mike Hawthorn, primer piloto ganador de Sebring y Le Mans en un mismo año (1955), o quizá luchar por la triple corona…

#escribetupropiodestino

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